martes, 8 de noviembre de 2011

RIOT


Si hay alguna banda que siempre ha dado la talla lanzando al mercado discos de un nivel altísimo esa es RIOT. Sin estancarse en un estilo determinado y tocando con una maestría superlativa palos como el heavy, el speed, el power o el hard rock, en las diferentes etapas de su longeva trayectoria, la música del grupo norteamericano se ha caracterizado por un denominador común: calidad.
Desde aquel lejanísimo "Rock City" de 1977 hasta nuestros días, la banda ha tenido parones, ha sufrido pérdidas irrecuperables con la muerte de algunos cantantes, pero siempre se ha repuesto entregando material del bueno. Lo triste de todo esto, es que no han sido valorados como se merecen. Algo realmente incomprensible. RIOT no son sólo"los del "Thundersteel"", son mucho más que eso. Y a su impecable discografía me remito.
Con "Inmortal Soul" ya van catorce discos, a cual mejor. Este es el primero tras un receso discográfico de cinco años ("Army Of One" es de 2006). El hecho de que para esta nueva grabación retorne la banda que pergeñara el celebrado "Thundersteel" (1988) y su continuación, "The Privilege Of Power" (1990), supone un reclamo suficiente más allá de la expectación que pueda crear a la cohorte de seguidores incondicionales del conjunto. Tony Moore vuelve a ser la voz, completándose la formación con el sempiterno líder Mark Reale, el bajista Don Van Stavern y el batería Bobby Jarzombek, sin obviar la presencia del segundo guitarrista Mike Flyntz, quien ya lleva tiempo en RIOT.Teniendo en cuenta la formación que lo graba, es inevitable buscar comparaciones con la más famosa obra del grupo, surgiendo la curiosidad por ver cómo sonaría este nuevo material y, si tendría algo que ver con lo que estos músicos hicieran juntos en el pasado. La respuesta es sí. En algunos momentos apreciamos similitudes, como la apertura con "Riot", que nos retrotrae al tema "Thundersteel", no sólo por ese heavy/speed metal en la misma onda, sino por ese guiño que guarda en su partitura. Aquí encontramos a Tony Moore castigando su garganta más que en ningún otro corte del trabajo. Velocidad y melodía se dan la mano en una grandiosa canción para abrir el álbum. Las conexiones continúan con "Still Your Man", que enlazaría con "Johnny´s Back". Esa entrada de bajo (la que sigue a la rompedora batería del comienzo), así como su letra evocan al mentado tema. Estos dos primeros cortes son imprescindibles.
"Crawling" es un medio tiempo en el que se destapa la admiración de Mark Reale por la obra de Ritchie Blackmore, algo que no es nuevo. Melodías orientales, un gran solo o un estribillo lleno de pasión, son sólo algunos de los ingredientes de la que quizá sea la canción que más tarde en atrapar, pero una vez lo hace el hechizo surte efecto. Fantástica. "Wings Are For Angels" es otro viaje a lomos de ese speed/power ochentero del que fueron auténticos maestros, con Jarzombek demostrando el porqué de su reputación como batería solicitado por grandes personalidades del metal.
"Fall Before Me" es otro medio tiempo, el más cercano a una balada pero sin llegar a serlo. Es más, alberga pasajes de duras guitarras con un sonido más actual, pero los solos son de lo más clásico y preciosistas. Es posible que aquí hayan buscado hacer un tema en la onda "Bloodstreets", aunque las diferencias son evidentes. Las guitarras se tornan ahora incendiarias en "Sins Of The Father", donde retoman la caña y la velocidad, antes de apaciguar las aguas con una bonita y breve instrumental llamada "Majestica", la cual sirve de interludio y se perfila como la antesala de "Inmortal Soul", el homónimo tema del álbum. Éste es de los temas más novedosos y sorprendentes, un poco chocante al principio por las líneas vocales, que no por su excelso estribillo, pero que a fin de cuentas se convierte en otro grandísimo tema. A esto se le llama clase.
"Insanity", que arranca con la voz desnuda de Moore, tiene un riff marca de la casa y se remata con uno de los estribillos más desenfadados. "Whiskey Man" es el corte más rockero del álbum y el que se acopla mejor al sonido de los primeros RIOT. "Believe" es otra joya de geniales melodías y un estribillo increíblemente logrado y contagioso. Ya, para poner la guinda, tememos "Echoes"; power melódico de clase suprema que resonará una y otra vez en tu equipo. Sólo queda añadir ¡qué grandes son RIOT!
Algo que en principio me mantenía un pelín escéptico era cómo iba a estar la voz de Tony Moore. Cuando escuché su disco con FAITH AND FIRE ("Accelerator", de 2006), me dio la impresión de encontrarlo más limitado vocalmente. Además, teniendo en cuenta que hace más de veinte años que dejó de grabar con RIOT, mi escepticismo estaba más que justificado. Con las pruebas en la mano, es verdad que en este disco, salvo en contadas excepciones, no raja como antaño. En este disco no recurre tanto a agudos, que los hay, pero por el contrario se muestra más versátil, terminando por facturar una labor excelente. El señor Reale ha sabido sacar lo mejor del vocalista, al tiempo que consigue que su grupo despliegue toda su magia a lo largo de los casi cincuenta y cinco minutos que dura este compacto, "Inmortal Soul", que mezcla temas más heavies con otros más melódicos con suma maestría.
Si te lo quieres tomar como un disco de reunión (en parte lo es), estamos ante una de las mejores maneras posibles de retornar. Pero estaremos en lo de siempre: RIOT traen bajo el brazo un trabajo soberbio que ya quisieran muchos y, desgraciadamente, continuarán siendo la banda que tuvo su par de porciones de gloria en los ochenta. Ahora bien, ¿cuántas bandas con más de treinta años de trayectoria son capaces de editar un álbum de tal envergadura como éste?

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